La migración a consecuencia de las crisis

© Kivanc Ozvardar / ILO
Los conflictos y los desastres son los principales motores de los desplazamientos forzosos. Con el transcurso de los años, los conflictos no resueltos y la fragilidad continua en muchos países, junto con la falta de soluciones, han conducido al desplazamiento prolongado de un número cada vez mayor de refugiados y de desplazados internos.

Los desplazamientos perturban las perspectivas de empleo y de medios de sustento de las personas. Una serie de factores, tales como las condiciones socioeconómicas del país receptor, la legislación y las políticas relativas a la protección de los refugiados y al derecho a trabajar, así como otras cuestiones prácticas, socavan la capacidad de las personas para acceder al mercado de trabajo y a empleos decentes.

En los países receptores, los trabajadores migrantes y refugiados son vulnerables a los déficits de trabajo decente, ya que a menudo se concentran en empleos no calificados en el sector informal o en sectores subregulados, caracterizados por condiciones precarias.

Las situaciones de fragilidad o de crisis en los países receptores también pueden influir en las experiencias de los refugiados y de los trabajadores migrantes, aumentando potencialmente el trato discriminatorio de que son objeto. Algunas veces esto puede conducir a la pérdida de empleo o la expulsión injustificadas, con independencia de la situación jurídica de los migrantes.

Respuesta de la OIT

La OIT ha participado en los aspectos laborales de la respuesta a la cuestión de los refugiados desde su creación, en 1919. En los últimos años, en respuesta a la creciente escala y duración de los desplazamientos forzosos, las estrategias se han centrado cada vez más en asegurar el acceso al trabajo decente y a los medios de vida tanto de los refugiados como de las comunidades receptoras.

El mandato, las normas y la estructura tripartita única de la OIT, así como su creciente experiencia práctica al contribuir a la respuesta a la cuestión de los refugiados, le permite orientar a sus mandantes y a otros interlocutores en sus esfuerzos por promover el trabajo decente para los refugiados.

Su labor en este ámbito se basa en los Principios rectores: Acceso de refugiados y otras personas desplazadas por la fuerza al mercado de trabajo, de la OIT (2016), y en la Recomendación sobre el empleo y el trabajo decente para la paz y la resiliencia, 2017 (núm. 205), que proporcionan un marco integral basado en los derechos para la acción.

Desde una perspectiva práctica, la OIT ha aumentado desde 2013 sus intervenciones encaminadas a apoyar el acceso de los refugiados al trabajo decente como consecuencia de la respuesta a la cuestión de los refugiados sirios. Los contextos recientes en los que la OIT ha sido más activa son Turquía, el Líbano, Jordania, el Cuerno de Africa y África Septentrional, y actualmente está iniciando su respuesta a la crisis de desplazados desde Venezuela.

La OIT también está participando en la dinámica de los desplazamientos de los migrantes y refugiados y en los efectos diferenciales que las normas y políticas laborales pueden tener en los trabajadores migrantes y refugiados, en particular en su acceso a los mercados de trabajo y sus condiciones de trabajo.  

Adoptando un enfoque integral que considera los aspectos vinculados tanto con la oferta como con la demanda de los mercados de trabajo, y colaborando estrechamente con los gobiernos, los trabajadores y los empleadores, las intervenciones recientes de la OIT han conllevado una combinación de las siguientes medidas:
  1. Fortalecimiento de los marcos normativos y de política para permitir el acceso de los refugiados a los mercados de trabajo formales y al trabajo decente.
  2. Intervenciones concebidas para crear empleos y facilitar la formalización.  
  3. Fortalecimiento de la empleabilidad de los refugiados y de las comunidades receptoras, por ejemplo, a través del desarrollo y del reconocimiento de las competencias.