Cartera de notas de orientación de políticas sobre la promoción del trabajo decente en la economía rural

Diversificación económica de la economía rural

La diversificación de la economía rural, tanto en las actividades agrícolas como no agrícolas, tiene un gran potencial para reducir la pobreza, aumentando los mecanismos de adaptación ante las malas cosechas o la volatilidad de los precios, y mejorando la seguridad alimentaria y de los medios de subsistencia de los hogares rurales. Si bien la población rural en África, Asia y América Latina empleada en actividades no agrícolas oscila entre el 20 y el 50 por ciento, los una gran parte de la población sigue dependiendo de la agricultura para poder subsistir. Como consecuencia, un sector agrícola dinámico debería estar en el centro de las estrategias de desarrollo rural, creando mejores empleos en el sector, y propiciando al mismo tiempo el crecimiento de las actividades no agrícolas en la economía rural. Se proponen tres principales prioridades en materia de política con el fin de asegurar el potencial de diversificación económica para la reducción de la pobreza y la promoción del trabajo decente: el fortalecimiento de las explotaciones agrícolas familiares; el desarrollo de los mercados de productos alimenticios, superando el obstáculo del riesgo para el productor, y la aplicación de todo esto en el marco de políticas territoriales que se refuercen los vínculos entre las zonas rurales y urbanas a través de la promoción y el desarrollo de las funciones de servicio de las aldeas y las ciudades pequeñas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene los conocimientos técnicos pertinentes en materia de políticas sectoriales, formación, desarrollo económico local, análisis de la cadena de valor, desarrollo de las pequeñas empresas, formulación de políticas y diálogo social por lo que puede contribuir a esta agenda para la diversificación económica de las zonas rurales.