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Nuevo informe de la OIT

Buenas prácticas en la gobernanza de la migración laboral de los trabajadores domésticos

El informe de la OIT hace un llamado a favor de una mayor cooperación entre los países de origen, de tránsito y de destino.

Noticia | 24 de noviembre de 2016
© Steve McCurry / OIT
GINEBRA (OIT Noticias) – Difundir los conocimientos prácticos sobre la protección de los trabajadores domésticos puede contribuir a mejorar sus condiciones de trabajo, sostiene un nuevo informe de la OIT.

El estudio, Decent work for migrant domestic workers: moving the agenda forward (Trabajo decente para los trabajadores domésticos migrantes: hacer avanzar el programa), se basa en los conocimientos producidos por un programa de la OIT financiado por la CE, y contiene orientación y recomendaciones clave en materia de políticas de migración, campañas de sensibilización y programas de desarrollo de capacidades para los trabajadores domésticos.

Con frecuencia, los trabajadores domésticos están excluidos de la protección laboral. La OIT constató que en 2010, sólo 10 por ciento de los trabajadores domésticos en el mundo se beneficiaban de la cobertura de protección laboral disponible para otras categorías de trabajadores. Las mujeres migrantes que trabajan en este sector están menos protegidas, en especial si su situación es irregular.

“Las mujeres migrantes están atrapadas en la encrucijada entre dos países soberanos – el país de origen y el país de destino – cuyos intereses, leyes y objetivos políticos en materia de trabajadores domésticos migrantes con frecuencia divergen. La respuesta a estos desafíos precisa de una mayor cooperación entre los países de origen, de tránsito y de destino”, explicó Michelle Leighton, Jefa del Servicio de migración laboral de la OIT.

El informe de la OIT exhorta a los países de destino a introducir políticas dirigidas a garantizar una mejor protección para los trabajadores domésticos migrantes, y a tomar en cuenta los cambios demográficos y las necesidades del mercado laboral en este sector. La medida en que las carencias en el sector deberían ser cubiertas por la mano de obra extranjera debería ser el resultado de una consulta consistente con las organizaciones de empleadores y de trabajadores.

“La persistencia de los programas de migración temporal para los trabajadores domésticos donde la demanda de sus servicios es significativa puede dar lugar a la migración irregular”, señaló Michelle Leighton.

Por ejemplo, en el caso de los cuidados de larga duración, “las políticas de migración en el país de destino deberían considerar las necesidades de asistencia de larga duración de la población”, agregó.

El informe además pone de manifiesto la importancia de programas de formación para los trabajadores domésticos migrantes para reforzar la opinión entre los trabajadores y los empleadores de que el trabajo doméstico es un verdadero trabajo y es profesional.

“Para que estos programas sean eficaces, deben fundamentarse en los principios y derechos fundamentales en el trabajo, y recibir el apoyo de las instituciones públicas, de los sindicatos y de las organizaciones de empleadores”, agregó Michelle Leighton.

En lo que se refiere a la forma en que los trabajadores domésticos migrantes pueden organizarse mejor y obtener nuevos derechos, el informe constata que los trabajadores domésticos siguen estando jurídicamente excluidos del derecho a la libertad de asociación y, por lo tanto, no siempre pueden constituir sindicatos o formar parte de ellos. Las barreras lingüísticas y las diferencias culturales, son otras de las principales dificultades.

“La negociación colectiva a nivel nacional debe ser apoyada por el diálogo social, involucrando a los países de origen, de tránsito y de destino, ya que es necesario abordar los desafíos relacionados con los trabajadores domésticos migrantes de manera transfronteriza”, concluyó Michelle Leighton.

Según un estudio de la OIT publicado el año pasado, hay 67,1 millones de trabajadores domésticos en el mundo, 11,5 millones de los cuales son migrantes internacionales. Alrededor de 8,5 millones son mujeres. La región de Asia Sudoriental y el Pacífico alberga el mayor número de trabajadoras domésticas migrantes (24 por ciento), seguida por Europa Septentrional, Meridional y Occidental (22,1 por ciento) y los Estados Árabes (19 por ciento).

Los trabajadores domésticos están protegidos específicamente por el Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 (núm. 189) y la Recomendación sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 (núm. 201) que lo acompaña.