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Opinión

Better Work se traduce en empresas más rentables en las cadenas mundiales de suministro

Opinión | 27 de septiembre de 2016
La semana pasada, los líderes de todo el mundo se reunieron en la 71.a Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York a fin de evaluar los progresos realizados en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible durante este primer año. Descritos como un verdadero “impulso universal para transformar el mundo”, estos objetivos son el plan de la comunidad internacional para erradicar la pobreza y salvar el planeta de aquí a 2030.

Mientras que los responsables políticos buscan las mejores maneras para progresar, una estrategia se impone a todas. Casi todos los países del planeta, sobre todo los más pobres, tienen una necesidad apremiante de crear más empleos. Empleos que transformen vidas porque ofrecen una salida de la pobreza e incentivan el crecimiento económico. Empleos que promuevan el respeto de las libertades fundamentales, indispensables para el desarrollo de sociedades inclusivas. La libertad de la esclavitud, del trabajo infantil y de la discriminación, y la libertad para crear organizaciones como los sindicatos que defienden y protegen los derechos de los pobres.

Lo más urgente es crear empleos para aquellos que no tienen acceso al trabajo, como los jóvenes, las mujeres y los migrantes. ¿Entonces, dónde vamos a encontrarlos?

Una de las respuestas es la industria mundial de la confección. Este sector proporciona empleo formal a decenas de millones de trabajadores en las economías menos desarrolladas y emergentes. Una industria mundial de la confección que ofrezca de manera uniforme empleos decentes podría sacar a millones de personas de la pobreza y contribuir al desarrollo sostenible.

Pero, ¿es esto posible en una sociedad en la cual deseamos vestir ropa a la moda y de bajos precios cuya producción implicaría un desmedro en las condiciones de trabajo?

La respuesta es afirmativa, una nueva investigación publicada esta semana contradice contundentemente cualquier opinión de que existe una contraposición entre el buen trato a los trabajadores y la rentabilidad de las industrias de la confección.

Una evaluación independiente de cinco años comisionada por Better Work – un programa conjunto de la Organización Internacional del Trabajo y la Corporación Financiera Internacional, miembro del Grupo del Banco Mundial – muestra que una combinación inteligente de incentivos comerciales, formación, supervisión de las condiciones de trabajo, y compromiso por parte de todos los actores de las cadenas mundiales de suministro, puede mejorar significativamente las condiciones de trabajo.

La buena noticia es que esto no se logra a expensas de las ganancias de las empresas. Por el contrario, los investigadores concluyeron que mejorar las condiciones de trabajo en realidad puede contribuir a aumentar la rentabilidad y la productividad. Por ejemplo, el estudio constata que en Vietnam, las fábricas de la confección donde los trabajadores refieren mejores condiciones de trabajo son más productivas y más rentables. En una industria que se caracteriza por una gran competencia de precios, demostrar que mejorar las condiciones de trabajo no es un costo sino un componente fundamental del éxito de las empresas, siendo una idea revolucionaria.

Es importante destacar que, con frecuencia, las mujeres son las principales impulsoras y beneficiarias de este logro. Por ejemplo, se constató que invertir en la formación de mujeres supervisoras mejoró las condiciones de trabajo y produjo un incremento de la productividad de las empresas de hasta 22 por ciento, en gran parte gracias a la disminución de las tensiones y la mejora de la comunicación en el lugar de trabajo. Los investigadores además atribuyen a Better Work el mérito de haber reducido significativamente la diferencia de género en las fábricas que se han asesorado en Haití, Nicaragua y Vietnam. Esto es especialmente relevante en la industria mundial de la confección donde las mujeres representan más de tres cuartas partes de la fuerza total de trabajo.

La investigación también señala el impacto que tienen las buenas condiciones de trabajo sobre las familias de los trabajadores y sus comunidades. Conforme el salario neto aumenta y las horas de trabajo disminuyen, los hijos de los trabajadores gozan de mejor salud y el acceso a la educación aumenta.

La globalización ha llegado para quedarse. La pregunta clave es cómo garantizar que el comercio mundial mantenga la promesa del crecimiento inclusivo y la prosperidad compartida cuando la comunidad internacional debe asumir la responsabilidad de implementar la Agenda 2030 de desarrollo sostenible. Los resultados del estudio ponen de manifiesto la importancia de mejorar la calidad del empleo y de combatir las desigualdades como factores decisivos de un crecimiento económico más justo e inclusivo. ¿Hacia dónde nos conduce este camino?

Fundamentalmente, esta es una cuestión de gobernanza. Todos deseamos que mejoren las condiciones de trabajo en las fábricas, pero la experiencia enseña que esta voluntad debe ser apoyada por leyes adecuadas que sean efectivamente puestas en práctica, con la fuerte participación de las organizaciones de empleadores y de trabajadores. Esto precisa de una mayor voluntad política y más recursos de manera que las instituciones nacionales puedan desempeñar eficazmente su función.

Los principios rectores de las empresas y los derechos humanos de las Naciones Unidas también reconocen el papel esencial, pero distinto, del sector privado. Los dirigentes de las empresas privadas también tienen un importante papel que desempeñar en mejorar las condiciones de trabajo y ellos son partes interesadas de Better Work. La investigación demuestra además que las exigencias de plazos de entrega demasiado cortos y los cambios a última hora en los programas de producción pueden tener un impacto negativo sobre las jornadas laborales y sobre la seguridad y salud en el trabajo. Esto requiere de innovación a fin de garantizar que las realidades prácticas del trabajo decente en las fábricas de la confección sean integradas en la gestión de las prácticas de suministro.

La creación de empleos y la mejora de las condiciones de trabajo en la industria mundial de la confección nos conciernen a todos. Tenemos que fortalecer la colaboración y la rendición de cuentas entre las instituciones del sector público, privado y civil para que estas ambiciones se realicen.