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Protección social

Más de la mitad de la población rural en el mundo está excluida de la atención médica

Un informe de la OIT muestra las enormes diferencias de acceso a la atención médica entre los habitantes de zonas rurales y urbanas.

Noticia | 27 de abril de 2015
GINEBRA (OIT Noticias) – Un nuevo informe de la OIT muestra que 56 por ciento de las personas que viven en las zonas rurales en el mundo no tienen acceso a los servicios de salud básicos, más del doble de la cifra de las zonas urbanas, donde el 22 por ciento no tiene cobertura.

El informe, Global evidence on inequities in rural health protection: New data on rural deficits in health coverage for 174 countries (Datos mundiales sobre las desigualdades en materia de protección de la salud rural: nuevos datos sobre los déficits rurales en la cobertura sanitaria para 174 países), revela grandes disparidades entre las zonas rurales y urbanas en todo el mundo, sobre todo en los países en desarrollo.

En África se encuentra el número más alto de personas (83 por ciento) que viven en zonas rurales que no están cubiertas por servicios básicos de salud. Los países más afectados también enfrentan los mayores niveles de pobreza.

No obstante, las mayores diferencias entre las zonas rurales y las urbanas se observan en Asia. Por ejemplo, en Indonesia, el porcentaje de personas no cubiertas es dos veces más alto en las zonas rurales que en las urbanas.

La salud es un derecho humano y debería garantizarse a todos los habitantes de un país.”

 Isabel Ortiz, Directora del Departamento de Protección Social de la OIT
“Décadas de subinversión en la salud interrumpieron los esfuerzos para desarrollar sistemas nacionales de salud y a la larga resultaron en el abandono de la salud en las zonas rurales. Esto tiene un costo humano enorme. La salud es un derecho humano y debería garantizarse a todos los habitantes de un país”, declaró Isabel Ortiz, Directora del Departamento de Protección Social de la OIT.

Carencia de profesionales de la salud en las zonas rurales

El estudio de la OIT constata además que aún cuando el acceso a la atención médica está garantizado por la ley, las personas en las zonas rurales quedan excluidas de la atención médica porque la legislación no se aplica donde ellos viven.

La situación se agrava por la falta de profesionales de la salud en las zonas rurales del mundo. Aunque la mitad de la población mundial vive en estas zonas, sólo 23 por ciento de la fuerza laboral sanitaria del mundo se destina a ellas. La OIT estima que de los 10,3 millones de trabajadores de la salud que faltan a nivel mundial, siete millones deberían ser asignados a las zonas rurales.

África y América Latina son las dos regiones donde el problema es más grave. En Nigeria, por ejemplo, más de 82 por ciento de la población rural está excluida de los servicios sanitarios a causa del número insuficiente de trabajadores de la salud, frente a 37 por ciento en las zonas urbanas.

La insuficiencia de recursos está estrechamente vinculada con la falta de acceso a los servicios. El estudio de la OIT muestra que la falta de recursos económicos es casi dos veces más alta en las zonas rurales que en las urbanas. Los déficits más grandes se encuentran en África. Sin embargo, enormes desigualdades existen también en Asia y América Latina.

Los pagos directos que empobrecen a los pacientes también son más elevados en las zonas rurales. El estudio muestra que las poblaciones rurales de África y Asia tienen que soportar pagos directos que representan 42 y 46 por ciento del total del gasto en salud respectivamente. En muchos países asiáticos como Afganistán, Bangladesh, Camboya y Sri Lanka, en las zonas rurales los pagos directos son hasta tres veces más altos.

“La falta de cobertura legal, el número insuficiente de trabajadores de la salud, el financiamiento inadecuado y los elevados pagos directos han creado desigualdades que pueden resultar mortales en muchos países”, declaró Xenia Scheil-Adlung, Coordinadora de Políticas de Salud de la OIT.

“Fortalecer tanto el lado de la demanda como el de la oferta de los servicios es esencial para avanzar hacia una protección universal de la salud, sobre todo en las zonas rurales. La cobertura legal de la salud es necesaria, pero no es suficiente. Es posible garantizar un efectivo acceso a la salud sólo cuando se ofrecen servicios de calidad asequibles y accesibles para todos los que los necesitan”, agregó.

Reducir los déficits


El estudio explica que para subsanar las deficiencias de acceso a la salud en las zonas rurales es necesario adoptar un enfoque exhaustivo y sistemático que aborde simultáneamente la falta de derechos, de profesionales de la salud, de financiamiento, de protección económica y de calidad. Este tipo de enfoque debe basarse en los principios de universalidad e igualdad y exhorta a la solidaridad para financiar y distribuir la carga económica.

“Para luchar contra estas desigualdades se deben considerar las características específicas de las poblaciones rurales, como una elevada tasa de pobreza y de trabajo informal. Esto significa pasar de la caridad a los derechos, proporcionar personal de la salud con condiciones de trabajo decente a fin de aumentar la productividad, y la reducción de los pagos directos por parte de los pacientes para evitar la pobreza. También exige adoptar políticas socieconómicas y del mercado laboral complementarias para estimular un crecimiento económico inclusivo”, agregó Xenia Scheil-Adlung.

El estudio puso en evidencia el papel central que los pisos nacionales de protección social pueden desempeñar para reducir y eliminar las disparidades entre rurales y urbanos a través de enfoques basados en los derechos humanos. En este contexto, señala la importancia de la Recomendación 202 sobre los pisos de protección social de la OIT.

“Este estudio muestra que invertir en la sanidad rural, en el marco del sistema nacional de salud, es factible y genera importantes beneficios económicos y sociales. Es posible avanzar hacia una protección universal de la salud en todos los países, independientemente de su nivel de ingresos”, concluyó Xenia Scheil-Adlung.