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Economía equitativa

La influencia de las cooperativas en la lucha contra el trabajo infantil

La economía de las cooperativas, cuyo valor asciende a alrededor de 2.500 millones de dólares, desempeña su papel en la eliminación del trabajo infantil, un problema – que aunque está disminuyendo – sigue afectando a 168 millones de niños en el mundo.

Analísis | 14 de julio de 2014
GINEBRA (Noticias de la OIT) – Alrededor de 60 por ciento de los niños trabajadores están empleados en la agricultura o en actividades relacionadas, un sector en el cual las cooperativas tienen una cuota de mercado significativa.

 
 Simel Esim, Directora del Sector de Cooperativas de la OIT
“Dado que a nivel mundial, la dimensión total de la economía de las cooperativas supera los dos mil millones y medio de dólares, estas sociedades pueden contribuir considerablemente a cambiar la situación”, señaló Simel Esim, Directora de la Unidad de Cooperativas de la OIT. Las cooperativas, en calidad de empresas democráticas dirigidas por sus miembros, pueden contribuir a cambiar la forma de organización del trabajo y de distribución de la riqueza; dos pasos importantes para ayudar a eliminar el trabajo infantil.

No obstante, el hecho de que tantos millones de niños trascurran su niñez trabajando, indica que es necesario hacer mucho más.

“Las cooperativas y sus asociaciones tienen una oportunidad concreta, de hecho una responsabilidad, para examinar sus cadenas de aprovisionamiento y garantizar que no estén contribuyendo inadvertidamente con el problema”, explicó Esim.

El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT presta asistencia a los gobiernos, a las organizaciones de empleadores y de trabajadores en el logro del objetivo de eliminar progresivamente en trabajo infantil. IPEC colabora con la Alianza Cooperativa Internacional y el Sector de Cooperativas de la OIT para identificar y fortalecer el papel de las cooperativas. El informe de 2009, Cooperating out of child labour (Cooperar para salir del trabajo infantil), destaca las buenas prácticas de las empresas cooperativas.

 
 Simon Steyne, Director de la Unidad de Diálogo Social y Asociaciones del IPEC
Según Simon Steyne, Director de la Unidad de Diálogo Social y Asociaciones del IPEC, la alianza con las centrales sindicales nacionales, con las organizaciones de empleadores y con sindicatos como el de los agricultores o de los mineros, es decisiva para alcanzar resultados positivos.

“Una voz colectiva más fuerte de los pequeños productores ayudaría a promover la reforma de las cadenas de aprovisionamiento y una distribución más justa de las ganancias”, declaró. “Apoyar el cooperativismo es uno de los servicios que los sindicatos pueden ofrecer – y lo hacen – a sus miembros. Las organizaciones de empleadores también pueden desempeñar una función similar”.

Como Steyne señala, las cooperativas pueden a su vez ser empleadores y deberían establecer relaciones laborales correctas con los sindicatos que representan a su fuerza laborar.

“Una de las principales causas del trabajo infantil son los ingresos insuficientes e inseguros y una falta de protección social para las familias. Las cooperativas, en calidad de empresas de la economía solidaria, pueden ser importantes medios de distribución de la riqueza y de la extensión de la seguridad social básica”, agregó.

“Además, cuando faltan los servicios públicos que los niños necesitan, como la educación o la atención sanitaria, las cooperativas pueden ayudar a las comunidades a organizarse, contribuir a suministrar estos servicios, y tener una voz colectiva más fuerte cuando negocian con las autoridades públicas”, concluyó.

Uno entre muchos ejemplos

La Cooperativa Agrícola Kavokiva du Haut Sassandra (CAKHS) en la Costa de Marfil, registrada en 2008, se dedica a comercializar cacao y café, y está constituida por 5.817 socios. A partir de 2010, CAKHS participa en la lucha contra el trabajo infantil en la economía informal y rural. Con el apoyo del Proyecto de OIT-IPEC en África Occidental, CAKHS ha impedido que entren en trabajo infantil peligroso o rescatado a 1.800 niños (entre 5 y 17 años) y les ha proporcionado educación básica y formación profesional.

También contribuyó a establecer cinco guarderías infantiles y escuelas que acogen a 100 niños rescatados del trabajo infantil peligroso. Gracias a la acción de CAKHS, 80 familias que cultivan cacao aumentaron su capacidad económica para poder cuidar de sus hijos en peligro de ser víctimas del trabajo infantil, o de rescatar a los que trabajan.

La comunidad internacional identificó la eliminación del trabajo infantil como un derecho humano fundamental en el trabajo. Los gobiernos, las organizaciones de empleadores y de trabajadores, a través de la OIT, adoptaron el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil (núm. 182) en 1999, el cual complementa el anterior Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) al establecer con claridad las normas internacionales acordadas.

Las últimas estimaciones de la OIT revelan que entre 2008 y 2012 el número global de niños trabajadores disminuyó de 215 a 168 millones; y que el número de niños que realizan trabajos peligrosos descendió de 115 a 85 millones.

A pesar de estos progresos, es poco probable que se cumpla la fecha límite de 2016 para la eliminación de las peores formas de trabajo infantil, establecida por la comunidad internacional. Sin embargo, la buena noticia es que los rápidos progresos alcanzados durante 2008-2012 demuestran que los gobiernos y los interlocutores sociales saben cuáles son las medidas eficaces para eliminar el trabajo infantil. El desafío actual es acelerar la acción.