Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Nuestro impacto, sus historias

El agua es una riqueza para los agricultores de Sri Lanka

El cambio climático y las secuelas de la guerra trajeron consigo sequía y un desastre inminente que amenazaba a los agricultores del norte de Sri Lanka. Un proyecto de la OIT ayudó a restablecer el abastecimiento de agua y a abrir un camino a una vida más prospera.

Reportaje | 7 de noviembre de 2019
Un proyecto de la OIT renovó la cisterna Arasapuram y ofrece empleos remunerados a los habitantes locales.
SRI LANKA (OIT Noticias) – Han pasado más de cinco meses desde que Murugesu Nagulambigai vio llover por última vez. Su pueblo natal, Arasapuram, en el distrito septentrional de Kilinochchi, es una zona árida por naturaleza y, habitualmente, los agricultores locales han hecho frente a la falta de lluvia irrigando los cultivos con las reservas artificiales de la aldea, conocidas allí como “cisternas”.

Mas, en tres décadas de conflicto en Sri Lanka, la mayor parte de las cisternas de irrigación de los distritos se deterioraron. El clima también ha cambiado, así que mientras que ciertas regiones de Sri Lanka experimentan inundaciones, en otras la sequía se ha transformado en aridez.

En la aldea de Nagulambigai la única fuente de agua provenía de una de estas cisternas. Nagulambigai, de 60 años, dependía de ella para irrigar sus cultivos y alimentar a su familia. Pero los ríos que alimentaban las cisternas se secaron y los habitantes se quedaron sin agua durante gran parte del año.

“Poseíamos unos acres de tierra pero la cosecha era insuficiente. No llovía los suficiente, y había mucha sequía”, explicó. “La tierra calcinada se secaba, y nosotros también”.

“Hemos salido adelante con un ingreso muy bajo estos últimos años; y sobrevivido con una dieta a base de lentejas y arroz”, contó Nagulambigai, al recordar las últimas estaciones. “La tierra es fértil pero no para producir vegetales y arroz. Me esforzaba para poner en la mesa un plato de verduras y otros vegetales – afortunadamente algunos germinaron a pesar de la sequía – y me siento demasiado feliz cuando logro encontrar un poco de pescado para mis hijos”.

Con el objetivo de responder a estas dificultades de subsistencia, la OIT movilizó fondos, asignados al desarrollo de los bienes de la comunidad y a mitigar los efectos del cambio climático, para un proyecto dirigido a renovar las cisternas locales y ofrecer empleo remunerado a los habitantes. Un proyecto piloto, de mejora del sistema de irrigación dirigido por la comunidad, fue puesto en práctica con la asistencia del Departamento de desarrollo agrícola y el Ministerio de Agricultura de Sri Lanka.

Nagulambigai participó en los trabajos de renovación de la cisterna de su aldea. Se trataba principalmente de remover 60 cm de sedimentos y usarlos para reforzar el muro de contención y el vertedero de alrededor de 45 cm.

“Los hombres realizaban el trabajo pesado, como ejercer presión sobre los rodillos para compactar la tierra, y las mujeres ayudaban a recubrir el terraplén. Recibíamos el mismo salario por trabajo de igual valor”, explicó Nagulambigai. “Esto ayudó a complementar mis ingresos y a mejorar las finanzas familiares. Dejé de sentirme desamparada como el único sustento de la familia”.

La cisterna rehabilitada de Arasapuram, una de los tres destinadas para ser renovadas por las autoridades del distrito, fue seleccionada a través de diversas consultas con la comunidad. Los trabajos de renovación permitieron el aumento de la capacidad de contener agua de la cisterna. El agua ahora puede ser bombeada todo el año y a más de un kilómetro de distancia de la cisterna, lo cual ayuda a Nagulambigai y a sus vecinos a regar sus campos.

Ahora que Nagulambigai, dispone de un suministro de agua confiable, se siente optimista porque tiene la posibilidad de cultivar toda una serie de productos: cacahuetes, nueces de coco, guisantes, habichuelas, plátanos y ajíes. Ella plantó 120 árboles de coco, que espera producirán su primera cosecha en tres años. Este enfoque diversificado, implica múltiples cosechas cada año y un ingreso mensual más alto.

“Tengo un plan de producción agrícola, y me da esperanza. La tierra produce beneficios. La inversión de la OIT en el suministro de agua es un gran activo para nosotros. La cisterna ya no es sólo el punto central de nuestra aldea sino la fuente de nuestro bienestar. La cisterna y sus alrededores recuperaron su gloria pasada, como las historias que nos contaban nuestros ancestros”, agregó Murugesu Nagulambigai.

Para más información, sírvanse ponerse en contacto con:

Asitha Seneviratne
Asistente de programa
asitha@ilo.org
Tel.: +94112592525 Ext. 2211