Economía informal

Hacia la formalización: cómo una norma de la OIT ayuda a salir de la economía informal

Tras la adopción de la nueva Recomendación de la OIT sobre la transición de la economía informal a la economía formal, OIT Noticias analiza algunas de las buenas prácticas que inspiraron esta histórica norma del trabajo.

Analísis | 23 de junio de 2015
GINEBRA (OIT Noticias) – La economía informal es enorme: absorbe más de la mitad de la fuerza de trabajo del mundo y comprende a más de 90 por ciento de las pequeñas y medianas empresas, una cifra que sin embargo no cuenta a un gran número de micro empresas en los países en desarrollo.

Como consecuencia, millones de trabajadores y unidades económicas en todo el mundo padecen condiciones de trabajo deficientes y carecen de derechos en el trabajo. El empleo de baja calidad, una protección social inadecuada y baja productividad son algunos de los obstáculos que enfrentan los trabajadores y las empresas cuando caen en la trampa de la economía informal.

Es por este motivo que la nueva norma internacional del trabajo, adoptada en la 104.a Conferencia Internacional del Trabajo, fue designada como histórica, porque ofrece por primera vez orientación a los Estados miembros sobre cómo pasar de la economía informal a la formal.

Esta nueva norma persigue un triple objetivo: facilitar la transición de los trabajadores y de las unidades económicas de la economía informal a la formal; promover la creación de empresas y de empleos decentes en la economía formal, y prevenir la informalización de los empleos formales.

ILO expert Frédéric Lapeyre: Facilititating transitions from the informal to the formal economy
“No se trata sólo de adoptar una nueva Recomendación, lo que en realidad importa es ponerla en práctica”, explicó Azita Berar Awad, Directora del Departamento de Política de Empleo de la OIT. “En todo el mundo, hay muchos ejemplos de buenas prácticas que despejan el camino para salir de la informalidad”.

El programa FORLAC, lanzado por la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, proporciona una gran cantidad de análisis, recomendaciones políticas basadas en la evidencia y directrices sobre la facilitación de la transición de la economía informal a la formal.

En Uruguay, las autoridades encargadas de la recaudación de impuestos y las instituciones de seguridad social decidieron colaborar para establecer un régimen de recaudación simplificado y unificado para los pequeños contribuyentes, llamado Monotributo. Las personas cubiertas por este régimen tienen derecho a los mismos beneficios de seguridad social que los otros trabajadores en la economía formal.

Brasil, donde fue adoptado un marco nacional de política integrado para combatir la pobreza, es un buen ejemplo de un país en proceso de rápida formalización. A lo largo de la última década, la creación de empleo en la economía formal fue tres veces más rápida que en la economía informal. Además, algunas políticas públicas innovadoras resultaron efectivas al permitir alcanzar a grupos difícilmente accesibles como los trabajadores por cuenta propia y las pequeñas y micro empresas a fin de facilitar su transición a la economía formal.

Las inversiones orientadas al uso intensivo de mano de obra también pueden facilitar la transición a la formalidad. Ejemplos incluyen los programas de empleo muy eficaces puestos en práctica en Sudáfrica durante la reciente crisis financiera mundial.

Un medio innovador para promover la formalización es a través de las instituciones de microfinanzas. La concesión de microcréditos, los depósitos y otros contratos de servicios contienen elementos de la economía formal, sin ser tan sofisticados como los servicios bancarios convencionales. Junto a las instituciones de microfinanzas en Burkina Faso e India, la OIT ha puesto en práctica iniciativas con carácter experimental para evaluar el impacto de la formalización.

Las actividades de la OIT en Filipinas constituyen un buen ejemplo de una posible transición hacia la economía formal. No sólo aportaron los empleos tan necesarios para las víctimas del tifón, sino también un salario mínimo garantizado, protección social y seguridad y salud, cada uno de los cuales es un paso importante en el camino hacia la formalidad y el trabajo decente.

Uno de los cambios positivos para los trabajadores que pasan de la economía informal a la formal es el acceso a la protección social. En la actualidad, existen numerosas buenas prácticas sobre la extensión o la mejora de la cobertura de categorías de trabajadores específicas, como los trabajadores por cuenta propia, los trabajadores a domicilio y los trabajadores domésticos.

La Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA) de India es una iniciativa exitosa cuyo objetivo es organizar y empoderar a las trabajadoras pobres de la economía informal. Como sindicato, cooperativa y movimiento de mujeres, SEWA proporciona un gran número de servicios, incluyendo formación, asistencia financiera, ayuda para establecer cooperativas, así como servicios de seguro y de seguridad social. El modelo SEWA ha inspirado otras iniciativas, no sólo en Asia, también en Sudáfrica y Turquía.

Los 12 principios rectores de la nueva norma de la OIT han sido inspirados por éstas y otras muchas buenas prácticas y experiencias nacionales.

“Los enfoques aislados que abordan un sólo aspecto de la informalidad generalmente tienen resultados limitados. Las experiencias nacionales exitosas dirigidas a combatir la informalidad se fundamentan en un enfoque integrado. La Recomendación se basa en las lecciones aprendidas de las estrategias exitosas, ofrece orientaciones políticas para ayudar a formular e implementar un marco de políticas integrado a fin de facilitar la transición hacia la formalidad, y garantizar que el marco esté incluido en las estrategias de desarrollo nacional”, concluyó Azita Berar Awad.

La economía informal en números
  • En América Latina y el Caribe, la proporción de empleo informal en actividades no agrícolas varía de 39,8 por ciento en Uruguay a 75,1 por ciento en Bolivia.
  • En muchos países de África, el empleo informal no agrícola supera el 50 por ciento y alcanza cuotas máximas de 76,2 por ciento en Tanzania y 81,8 por ciento en Mali.
  • Con 9,3 por ciento y 17,8 por ciento respectivamente, los países de ingresos medios de África como Mauricio y Sudáfrica registran porcentajes muy inferiores de empleo informal.
  • En África del Norte y el Oriente Medio, el empleo informal también representa una proporción considerable del empleo de 30 a 70 por ciento.
  • Asia y Meridional y Oriental también tienen un número elevado de trabajadores en la economía informal, de 42,3 por ciento en Tailandia a 83,6 por ciento en India. En China, el empleo informal alcanza el 32,6 por ciento, una estimación basada en seis ciudades.
  • En todas las regiones en desarrollo, el empleo por cuenta propia constituye una proporción mayor del empleo informal (no agrícola) que del empleo asalariado. Representa cerca de un tercio del total del empleo no agrícola a nivel mundial.
  • La proporción de mujeres en empleo informal es más alta que la de los hombres en la mayoría de los países. Otras poblaciones vulnerables, como los jóvenes, las minorías étnicas, los migrantes, las personas mayores y los discapacitados también están presentes de manera desproporcionada en la economía informal.